PNEUMA

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PNEUMA

 

Pablo Capitán del Río

20 de octubre al 15 de diciembre

Ganador JUSTMAG premio joven 2016.

 

 

David Bestué entrevista a Pablo Capitán del Río.

En esta exposición, que se celebra con motivo del Premio Just MAG premio Joven 2016 otorgado en la feria de arte emergente Just Madrid 2016, Pablo Capitán del Río (Granada, 1982) presenta una serie de obras que parecen suspendidas en un instante de tensión antes de su transformación o colapso. En ellas el artista ha querido trabajar con nociones ópticas que buscan lograr un extrañamiento perceptivo en el espectador y trabajos en los que se combinan experimentos formales aparentemente científicos con otros de carácter más subjetivo y personal.

 

 

– En PNEUMA vas a mostrar piezas que activan procesos fptico. ísicos de equilibrio, gravedad, precariedad o anticipación, un tipo de obras que tienen relación con tu interés por los libros científicos que en ocasiones ilustran sus explicaciones teóricas con ejemplos visuales; una ciencia aplicada que emparenta tu trabajo con el mundo de la biología, las matemáticas o la etología.  

 

– Sí, ese tipo de lecturas de análisis científico son importantes en mi trabajo porque me sirven como punto de partida para arrastrarlos al terreno de lo simbólico humano. Me gustan las obras aparentemente científicas, que en su origen parecen no querer contar nada más allá de su concreción física, pero que quizá por nuestro plano físico, real, nos hablan también de nuestra propia existencia. Lo interesante de ciertos procesos físicos o químicos es que muestran la condición ostensible de las cosas, la incapacidad del lenguaje para dibujar la experiencia real con lo que nos rodea Por eso intento desestabilizar esa aparente frialdad objetiva mediante la metáfora y el contrasentido. Me gusta jugar con la combinatoria de conceptos y materiales, con los contrastes:  mecánica y gesto, naturaleza y cultura, figuración y abstraccion,…  Este ejercicio me permite ensayar una gramática que articule esos elementos aparentemente neutros para extrañarlos.

 

 

– En la exposición este objetivo te lleva a mostrar unas obras que generan una suerte de tensión en el espectador. Pienso en Sin título, una serie fotográfica que pone en relación un petardo y una vela, Soga suspendida  o Vidrio y ventosa.

– Digamos que los visitantes  pueden aventurar lo que va a suceder pero dentro de un margen de probabilidad. El arranque narrativo de estas obras funciona a partir de una causalidad a la que el espectador está tan familiarizado que es su propia mente la que de un modo automático anticipa el desarrollo: si enciendes un pertardo generalmente explotará, si pones un vaso al borde de una mesa generalmente acabará cayendo, etc… El primer eslabón de fascinación se percible de un golpe. Después puedes activar otras lecturas más complejas o sutiles pero si le das un indicio al espectador, su propia animalidad le pone en contacto con la obra.

– Me interesa ese interés por la “animalidad” de los espectadores. ¿Quizás por eso te interesa la etología? Además de buscar esa suerte de impulso automático o primario en los receptores de la obra, en ocasiones también incluyes representaciones animales en tu trabajo: perros, osos hormigueros o muciélagos. Animales observando a otros animales….

– Sí, de hecho la etología se basa en la observación, en lo perceptivo. Me gusta vincular lo aparentemente natural con lo producido por lo humano. Juego con la combinación de elementos que han sido modelados con otros que son copias directas de elementos reales, como la texturas de pieles o frutas. Esta intención puede apreciarse en obras como El cebo, una columna en la que se muestran los diferentes estados de maduración de una piña. Me gusta combinar estas texturas extraídas de lo real con estructuras abstractas, activando una ambigüedad en la que no se llega a comprender qué proviene de la mano del hombre y que ha sido delegado o extraído de la naturaleza.

– Además de tus lecturas de corte técnico también eres un gran lector de ficción. Esta afición responde a cierto interés narrativo en tu obra que también te aleja de lo exclusivamente científico ¿Cómo crees que te han influenciado este tipo de lecturas?

– Quizás en cierta tipo de narración. Pienso en el modo tan interesante en el que algunos relatos de Franz Kafka, por ejemplo, construyen la escena o, mejor dicho, en cómo la cierran. Siempre se produce una conclusión extraña, como cuando casa mal un molde y se ven las costuras.

– Entiendo lo que comentas porque en tu obra a veces contrapones elementos de una factura más depurada con otros en los que no has ocultado las marcas producidas durante su construcción.

– Sí, quizás porque las obras que más me impresionan y a las que vuelvo son aquellas que consiguen convencerte de una realidad que ellas mismas están desmintiendo simultáneamente, obras que fracasan en su ficción. Quizás por eso también me gusta introducir estados cambiantes de la materia, activando sus cualidades químicas, como en 5 poliedros de levadura fresca, unos videos que muestran la serie de los cinco poliedros platónicos en perpetuo proceso de transformación. Me interesa contraponer éstas obras con otras más “estables” porque me fascina la idea de que la obra pueda seguir evolucionando sin mi intervención. Algo similar sucede con XX, una instalación realizada especialmente para PNEUMA, en la que un grupo de panes tallados en espuma floral, mojados  y suspendidos de un fino muelle metálico, van dispuestos cada uno sobre diferentes cubos de caucho. Pero aunque cada uno queda a una altura determinada según la cantidad de agua que haya absorvido, todos ellos se iran elevando hacia las alturas a medida que se evaporen y pierdan peso. Pneuma es una palabra del griego antiguo que significaba respiración, pero tambien pasó a significar espíritu, “ forma en que circula el elemento aire” o “aliento de vida”.